Me llamaste que querías que te ayudara a armar un estante nuevo de IKEA que habías comprado, al llegar me dijiste que no me podía quedar mucho tiempo, máximo 1 hora, que unos familiares tuyos estaban de camino desde el interior y no podían verme. Aunque me sentí mal que nuestro tiempo estaba limitado, me había encantado poder verte y al menos darte un beso, mientras tu aroma me lleva a otro mundo.
Fuiste a tu habitación a cambiarte y me quedé en la sala para ayudarte con el mueble. Cuando regresaste, llegaste con un vestidito tipo primaveral que te quedaba hermoso. Me paré del piso, te sostuve por la cintura con una mano, y por la cabeza con la otra y nos dimos un beso de esos que simplemente encajan por la química que se tiene.
Un beso que, con cada paso de tu lengua con la mía, se acaloraba más, nos íbamos pegando cada vez mas cerca. Ya mi mano que tenia en la cintura había deslizándose para agarrar tu nalga, y la mano que tenia al lado de tu cabeza, había entrado por el cuello y enlazando los dedos a tu cabello. Tus manos estaban entre mi cuello y mi espalda, apretándome cada vez más hacia ti.
Al rato, siento como una de tus manos se desliza por mi pecho, mi estómago, llegando hasta mi muslo. Me aprietas el muslo por el lado, tratando de que me acercara mas a ti, y luego pasas tu mano entre las piernas, sintiendo un paquete que se había engrandecido y estaba bien duro. Comienzas a acariciar mi guebo bien parado por encima de mi pantalón, mientras seguimos besándonos. Sintiendo esas caricias, te agarro mas fuerte por la nalga y el cabello, y los besos se van calentando aún más.
Te jalo hacia el sofá, me siento, y te sientas arriba, frente a mi con las piernas abiertas, y comienzas a moverte, pajeandote con mi guebo bien parado. Te bajo un poco la parte de arriba del vestido, dejando al descubierto tus tetas redonditas y perfectas para mis manos y boca. Las comienzo a chupar y besar, mientras te sigues moviendo encima de mí, y con mis manos te aprietos tus nalgas y tu con las tuyas me agarras bien fuerte por el cabello.
Muevo mis manos a tus muslos, y comienzo a subir al mismo tiempo desde la rodilla, hasta tu pelvis, pero al sentir los panties, me paras, me dices que no queda mucho tiempo, y ni me dejas darte una respuesta. Te paras, y te arrodillas frente a mí. Me desabotonas el pantalón y me bajas el bóxer. Te quedas un momento apreciando mi guebo que esta bien parado y duro por ti. Tu fuiste la responsable de ponerlo así, ese guebo es tuyo para que hagas lo que quieras con él. Comienzas a mover tu mano bien firme de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo, comenzando a pajearme. Luego te metes la cabeza de mi guebo en tu boca, y la mojas entera con tu saliva.
Te paras y te arrodillas en el sofá al lado de mí, y sin pensarlo mucho te metes el guebo enterito en la boca, hasta llegar a la garganta. Eso así que me lo mojes aun mas y comienzas a mamármelo bien rico, subiendo y bajando la cabeza, mientras que en el mismo ritmo lo hacías con una mano, apretando bien firme cuando subías a la cabeza. Vuelves y te metes mi guebo hasta lo mas profundo, salivando mas fuertes y haciendo más fácil que tu mano se deslice de abajo hacia arriba. Cada vez que te llevas el guebo hasta el fundo de la garganta, haces unos sonidos que las vibraciones se sienten en la punta del guebo que me encantaba, y se iba poniendo mas duro y mas hinchado. Comenzaba a respirar más fuerte y acelerado, disfrutando cada movimiento de tu boca, tu lengua y tu mano. Seguías chupándolo completico, y de momento te concentrabas en chupar la cabeza solamente, mientras que, con la mano, me agarrabas las bolas, y volvías a metértelo completico en boca y volvía tu mano al mismo ritmo que tu boca.
Yo ya no aguantaba mucho más, y sentía como mi cuerpo se rendía a ti, a tu boca, a tus manos, a tu lengua, a ti completica. Mi respiración se iba acelerando cada vez más, soltando un “¡mierda!” y un “¡ya casi!”, cada vez mas a menudo.
Tu seguías con chupando mi guebo ya empapado de tu saliva, rojito, hinchado, y bien parado. Tu boca se deslizaba con mas rapidez y fuerza de arriba hacia abajo, junto a tus manos en un solo compás. Mi cuerpo se apretaba cada vez más, mi respiración se iba cortando, las palabras no me salían de la boca. Sentía que, con cada trazo de tu lengua en mi guebo, me tensaba y me aceleraba más y más. En un momento que te metiste mi guebo enterito en tu boca, no aguanté, mi cuerpo pasmado sentía como toda la energía se concentraba en mi pelvis, y mi lechita salía disparada en tu boca. Mientras terminaba de venirme completo, no lo sacabas de tu boca, y cuando al fin respire profundo, te levantas, sonries y te vas a limpiar.
Cuando regresas, estoy todavía tirado en el sofa, con los pantalones por los tobillos, tratando de recuperar mi aliento. De repente tocan el timbre, es tu familia que venia a visitarte. Me paro rápido, me subo los pantalones, disimulando lo mas posible mi despeine. Me tiro al suelo a seguir “ayudándote” con el mueble de IKEA, y abres la puerta. Los saludé y me disculpé que ya me iba. Cuando me estoy parando del piso, me doy cuenta que justo al lado de los pies de uno de tus familiares mayores, había un lechazo en el piso. Muy calmadamente, cogí una servilleta y fui a limpiarlo como si nada hubiese pasado.
Fin