No nos habíamos visto desde antes de mi cumpleaños, que no pude celebrarlo contigo por un viaje del trabajo que tenías. Hoy nos veíamos y no era para celebrar mi cumpleaños, sino el de tu mejor amiga en un restaurante-bar famoso de la ciudad. Debo de admitir que no estaba muy feliz porque no íbamos a salir solos los dos para celebrar mi cumpleaños, pero habías prometido que al próximo día sí lo íbamos a celebrar.
Llego a la puerta de tu edificio y te aviso que llegué. Sabiendo que nunca estás lista a la hora que te paso a buscar, me quedo en el carro viendo el celular, pero hoy me sorprendiste, bajaste prácticamente de una vez. Me desmonto del carro para ayudarte a bajar los escalones del lobby del edificio para montarte al carro. Llevabas un vestido blanco corto, bien pegado, en la cintura y piernas, y un poco suelto en la parte de arriba. Mostrabas un escote espectacular, y media espalda al aire, con unos tiros en los hombros. Unos zapatos saltos crema con muchas tiras finas. Terminando la pinta con tus labios carnosos rojo, combinando el esmalte de uñas de las manos y pies.
Nos damos un beso bien fuerte con un abrazo, aprovecho a agarrar ese culito que tanto me hacia falta, y a oler tu perfume intoxicante.
Te ayudo a subir al carro, te digo lo hermosa que estas, piropeando tus piernas mientras las agarro y acaricio hasta llegar al borde del vestido. Y tu me devuelves el cumplido destacando la camisa de lino rosada que llevaba puesta.
A unas cuadras antes de llegar al restaurante donde iba a ser el cumpleaños, me dices que sabes lo molesto que estoy por no poder haber estado en el mío pero que me tienes una sorpresa, esperando que alivie el dolor, además de ser un preview de como lo pasaríamos mañana.
Yo respondo: “Ah ¿sí?”
Con una sonrisa de picara me das una cajita del tamaño de una tarjeta de crédito mas o menos, la abro, y lo primero que veo son unas instrucciones. Comienzo a leer, y veo envuelto entre papeles un vibrador pequeño.
Me dices “Se controla por el celular. Sincronízalo con el tuyo.”
Casi instantáneo, comienzo a ponerme caliente, y siento que el jean me quedó apretado.
Sin mediar palabras, con una sonrisa de un niño en Disney, me orillo en una calle, y comienzo a sincronizar el vibrador a mi celular. Me vas diciendo que lo compraste en el viaje que estabas, que junto a unas compañeras de trabajo visitar una tienda sexual famosa, y desde que viste ese aparato lo tenías que tener. Te doy un beso bien fuerte, y te digo “ya verás como voy a disfrutar esto”; tu solo te ríes con un poco de nerviosismo.
Termino de sincronizarlo y lo pruebo. Veo que tiene diferentes niveles de vibraciones, tanto de intensidad como de ritmo. Me gusta.
Tu me lo quitas de la mano para ponértelo, pero yo te agarro y te digo “no, yo lo voy a entrar”. Te agarro bien fuerte el cabello por la parte trasera de la cabeza, entrelazando los dedos, y te comienzo a besar. Mordiendo tus labios, poniendo a nuestras lenguas a jugar. Bajo mis besos a tu cuello mientras acaricio tus muslos. Tu respiración se intensifica, y vas abriendo poco a poco las piernas al tiempo que voy subiendo tus muslos para darme acceso para entrar el juguetico.
Llegando voy notando una humedad en mis dedos, paso un dedo por encima de los panties, y lo siento bien cálido. Sigo besando tu cuello con mordidas suaves, mientras acaricio con los nudillos tu totico sobre tus panties. Comienzas a hacer movimientos y a gemir suavecito, y decido probar si ya puedo entrarlo. Muevo con un dedo el panty para un lado, y con otro lo paso desde abajo hacia arriba analizando que tan lubricada estas.
Sorprendentemente estabas empapada. Con el dedo voy buscando el hoyito y abriéndolo para que entre mas fácil. Poco a poco voy acercando el vibrador a tu totico, y lo voy entrando suave, hasta que lo succionas entero para adentro, dejando solo un cordón para poder sacarlo luego.
Para probarlo, lo enciendo, y de una vez te quedas tiesas. Te beso, y veo como vas moviéndote, disfrutándolo. Cambio el ritmo de vibración junto con la intensidad, y veo como te tuerces tratando de contenerte. Te salen unos gemidos mas fuertes, con un gritico. Me agarras bien fuerte el cuello, mientras que con la otra mano te sostiene del mango de la puerta como si te estuvieras agarrando con la vida. Tus gemidos se intensifican, yo me quedo cerca jugando con la intensidad del vibrador. Te voy diciendo cosas como “¿Te gusta? ¿Mas fuerte?”, con tus ojos bien cerrados tu respondiendo con un “Siiieehh”, mientras sueltas un grito de placer al tiempo que intensifico la velocidad del vibrador.
Me miras con cara de que no aguantas más, y cambio el ritmo de vibración, te agarras mas fuerte. “Miiieerdaaaahhh, coñooooooh” son las únicas frases que salen de ti, mientras contraes todo el cuerpo, te quedas quieta, agarrándome bien fuerte, manteniendo la respiración con todas tus fuerzas, hasta que en unos segundos sueltas un suspiro bien profundo, y me arrebatas de la mano el celular mientras dices “¡ya, ya, ya, ya! ¡No aguanto!, ¡Para!”.
Paras la vibración, y me dices “ya, no puedo.” Yo con una sonrisa de oreja a oreja, dándote un beso te digo “Ahora es que estamos comenzando, arréglate el vestido, que ya vamos a llegar.”
Entramos al restaurante, tenían una mesa larga en el fondo, cerca del bar, al lado de donde se convierte en pista de baile al entrar la noche. Saludamos a todos, tu te sientas con las mujeres, y yo en el extremo donde están los hombres. Pedimos unos tragos, picamos alguna de la comida que estaba ya ordenada en la mesa, y durante esos momentos, nos mirábamos de reojo, con tu mirada de nerviosa, pero con ansias de experimentar lo que habías prometido.
Ya después de un par de tragos, te veía relajada, quizás ni te acordabas de que tenías el vibrador puesto. En un momento que hacen una pausa en la conversación porque se paran dos para ir al baño, te recuestas de la silla, y tomas un trago de tu bebida. Justo cuando veo que lo tragas, prendo el vibrador. ¡Tu reacción fue increíble! Te echaste para adelante fortísimo y, dejando la copa a un lado, te agarraste de la mesa con tu vida. Lo paro, y me miras con una mirada de que me querías matar, pero de ganas de que siguiera. Mientras me mirabas, lo vuelvo a prender, y te quedas quieta solo cerrando los ojos y apretando la boca para que no se escape ningún gemido.
Una de tus amigas te agarra el hombro para ver si estabas bien, y tú, tratando de disimular, le dices que sí, que leíste algo que te dio mucha risa. Pero no sabias que cara poner con el vibrador todavía encendido. Te tapas la boca con una mano, y me haces señas que pare. Lo paro, veo que respiras y te relajas, y vuelvo a prenderlo con un ritmo de vibración diferente, y una intensidad suave. Te vuelves a apretar, pero te vas acomodando un poco, te sientas un poco recostada de la silla, con las piernas bien cerradas, mientras que te agarras de la base de la silla con una mano bien fuerte, como si te fueras a caer.
Te meneas en la silla, tratando de hacerlo al ritmo de la música para disimular. Otra de tu amiga trata de jalarte para bailar, pero no sabes como decirle que no, es una de tus canciones favoritas, y ella lo sabe.
Ella te jala para pararte de la silla y tratas de bailar, pero te tiemblan casi las rodillas. Ahí lo paro. Me das una mirada de reojo como de ‘ya no más’, yo te devuelvo con una sonrisa maquiavélica.
Dejo que bailes con tus amigas, y yo me quedo hablando con los hombres. Al pasar la noche bajan las luces, mueven las sillas y comienzan a poner más música bailable, en especial reguetones.
Y nos paramos los hombres a buscar a nuestras parejas para bailar. Te busco y te doy un beso mientras te pellizco la nalga y te doy una nalgada suave. Me dices que te estaba encantando como se sentía, que crees que estabas tan mojada que casi corría por las piernas. Yo solo sonreía y te decía lo sexy que eres y te agradecía el regalo.
Seguimos bailando normal. En momentos bailábamos en circulo con el grupo, en otros mas en pareja. Comenzaron a pasar rondas de shots y la noche se ponía más alegre e intensa.
En una de las canciones, un reguetón de esos viejos que nos acordaba nuestra juventud universitaria, estábamos bailando bien pegados, y nos estábamos prendiendo. Tu sentías el bulto en mi pantalón, y yo sentía tu respiración acelerada. Te doy una vuelta para bailar detrás de ti, y aprovecho a prender el vibrador. Tu única reacción, fue pegarte a mí, y agarrarme los brazos para que no te dejara ir.
Te pegabas muy fuerte a mí, tratando de contenerte. Te doy la vuelta para tenerte de frente, y al instante me comes con un beso. Te me pegas y me abrazas, mientras seguimos bailando, yo te agarro la nalga y la cabeza bien fuerte. Siento como bien pegada te rozas la pierna en mi güebo bien parado sobre mi pantalón.
Te acercas a mi oído y me dices “haz lo que quieras, soy tuya”. Solo te respondo “quiero que te vengas aquí frente a todos”.
Esas palabras fueron el permiso que necesitabas para soltar un gemido en mi oído, y pegarte a un mas a mí. Me dices “agárrame mas fuerte”. Te agarraba con todas mis fuerzas mientras seguíamos disimulando frente a todos con un baile bien sexy, aunque ya no me importaba lo que pensaran tus amigos, ojalá les diera celos.
Tus gemidos incrementaban en mi oído, y cuando fueron intensificándose, me mordiste el cuello para contenerlos. Tenias ambos brazos sobre mí, casi soportándote completa, hasta que en un momento te jalaste bien fuerte sin dejar de morderme el cuello, y te quedaste quita un segundo. Para luego respirar profundo. Sentía como la presión de tus brazos sobre mis hombros disminuían y te estabas sosteniendo con tus propias piernas. Paro el vibrador y me dices “wow, nunca me imagine que venirse al frente de tanta gente fuera tan rico”.